La decepción fue tan grande que ahora ni siquiera los más optimistas piensan en el título.
Barcelona debía ser el comienzo de la remontada, pero ha supuesto la revelación de una verdad que muchos no querían ver, impresionados por las demostraciones de fuerza de un piloto de época. Y es que si, como siempre se ha dicho, la medida del coche la ofrece el segundo piloto, la actuación de Massa nos descubre un 150º Italia deplorable, lejos de la leyenda que se le supone.
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